Comer por
emoción:
El hábito de comer cuando estamos aburridos, ansiosos,
molestos o contentos es un gran obstáculo entre mis pacientes. Prácticamente se
nos ha enseñado, desde que nacemos, a asociar la comida con sentimientos. Nos vinculamos con la comida, la usamos como
recompensa e incluso castigo. Este es un patrón socialmente aceptado, incluso
alentado, lo que lo hace difícil de superar. Pero no es imposible. Incluso si solo
encuentras 50% de alternativas para canalizar tus emociones con otras
actividades, igual lograrás perder peso.