Cómo ser un
mejor paciente
“¡No sé qué les pasa a los
doctores!” le dice Rosa a María, su amiga, mientras compran en el supermercado.
“Fui al doctor porque no podía dormir por las noches porque mi pierna se movía
todo el tiempo…entonces el doctor me recetó una pastilla…cuando fui a la
farmacia, ¡descubrí que era una pastilla para el Parkinson! Puedo tener muchas
cosas pero estoy segura que no tengo Parkinson, aunque mi esposo piense
diferente…no voy a tomar esa pastilla”
Misma pastilla, múltiples razones para su uso…
Si bien la pastilla que le
recetaron a Rosa se usa para el tratamiento de Parkinson y varios otros tipos
de demencia, también es efectiva para el “síndrome de pierna inquieta”, el cual
parece que Rosa sufre. María le recomendó que hable con su doctor en lugar de
esperar a su siguiente cita o no hablar de sus reparos en tomarla, dado que
Rosa estaba considerando hacer alguna de estas opciones.
En lenguaje médico, Rosa es una
“no cumplidora de normas,” una impedimento importante para la salud. Con el
paso del tiempo, el genérico “no cumplidor de normas” pasó a denominarse
“desobediencia” de carácter médico, especialmente en lo que respecta a la
adhesión a los regímenes de medicamentos. En el caso de Rosa su no adhesión fue
la incomprensión y falta de confianza en su médico.
Incluso en los casos en donde el
médico es conocido y querido, también hay casos de no adherencia al
tratamiento.
El “buen” paciente
“No estoy tomando mi pastilla
para la presión” dice Jorge. “No tengo presión alta.” Él solo toma 1 de las 3
pastillas que le han recetado, además, si revisamos su record su presión
arterial es, en efecto, normal.
Si le preguntáramos si su médico
sabe que no toma las pastillas diría: “Oh no, no. El doctor es muy buena
persona. No quiero decirle como tiene que hacer su trabajo.”
Jorge es un señor de 80 años un
gerente retirado de un gran empresa. Aun así, el teme ofender a su médico.
Jorge desea ser un “buen” paciente perjudicando su salud, dado que medicaciones
similares son usadas para tratar problemas cardíacos e hipertensión, sus
suposiciones pueden ponerle en riesgo de enfermedades cardiacas. Si él estaba,
de hecho, con medicaciones múltiples para el tratamiento de la hipertensión, su
médico necesita saber que ya no las está tomando o que ya no las necesita. Si Jorge
fuera hospitalizado, lo medicarían más de los necesario dada su historia
clínica, con posibles consecuencias perjudiciales.
Dado esto, ¿Qué puede hacer el
paciente?
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Un factor que ayuda mucho a la adherencia al
tratamiento, sin importar el tipo y severidad de la enfermedad o el nivel
socioeconómico o el nivel educacional, es el tiempo. El tiempo que se toma para
explicar la medicación, cómo medir su efectividad, probables y posibles efectos
secundarios. Tómese su tiempo para hacer preguntas, sin juzgar, sobre los
dilemas planteados por la medicación y otras recomendaciones, incluyendo dieta
y ejercicio.
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Haga una cita con su doctor con un propósito
educacional expresamente. Sea honesto sobre sus preocupaciones. No es momento
de preocuparse por ofender a su doctor, más bien preocúpate por no ser un “¡buen
paciente!” Si su medicación tiene efectos secundarios, pregúntele a qué hora lo
puede llamar para poder consultarle sobre ellos.
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Haga una tabla simple de los medicamentos y
suplementos que tomas, dosis, razones para su uso, frecuencia y momento del
día. Compártala con todos tus médicos y tenga siempre una en su billetera.
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Use pastilleros semanales, son increíblemente
útiles.
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Con la ayuda de su médico, consolide la toma de
pastillas en la menor cantidad de veces al día. De preferencia 1 vez al día.
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Incorpore la toma de pastillas a su rutina
diaria. Por ejemplo, en el desayuno o a la hora de su programa favorito. Revise
con su médico su régimen de pastillas 1 vez al año por lo menos.
Recuerde que tu salud es un compromiso
continuo suyo y de su médico. Continuamente se educan entre sí en la búsqueda
una óptima salud.