Nutrición y estética

Nutrición y estética
Nutricionista Lima

viernes, 13 de enero de 2012

Lactancia nutricion estetica

Lactancia


Después del parto, es habitual que las pacientes pregunten cuánto comer y cuánto peso perder. La respuesta es que aun no es momento de pensar en perder peso; ahora es momento de seguir alimentándose bien para dar el pecho.

La leche materna, es el mejor alimento posible para un recién nacido. Tiene la composición de nutrientes idónea para cada bebe. Los bebes alimentados con leche materna en sus primeros meses de vida tienen menos otitis en los primeros años de la vida. También tienen menos infecciones respiratorias y urinarias, menor riesgo de desarrollar asma a lo largo de la infancia, menor riesgo de diabetes, menos episodios de diarrea y menor tiempo de duración, menor riesgo de obesidad, y mayor desarrollo cognitivo con mejores resultados en tests de inteligencia. Para la madre, además, la lactancia estimula la secreción de oxitócica, la hormona del amor, que refuerza el vínculo con su bebe. Además, a largo plazo reduce el riesgo de sufrir cáncer de mama, de ovario y de endometrio.

Lo que las pacientes no saben, ni las pacientes ni nadie, es cuantos meses conviene que dure la lactancia materna. Los mayores beneficios se concentran en los primeros meses de vida del bebe, cuando su cerebro aún está en su máximo potencial de desarrollo. Pero no se puede trazar una línea exacta entre el momento en que la lactancia es beneficiosa y el momento que deja de serlo. En el primer año de vida del niño no hay ningún momento en que deje ser beneficiosa. A partir de los 6 meses, es necesario complementar los nutrientes de la leche con otros alimentos.

La recomendación es que los bebes se alimenten exclusivamente con leche materna hasta los seis meses. Esto se basa en estudios que han comprobado lo que ocurre cuando la lactancia exclusiva se prolonga hasta los seis meses y cuando se abandona a partir del cuarto mes. Conclusión: si la lactancia se puede mantener seis meses sin introducir otros alimentos, el bebe tiene un menor riesgo de sufrir infecciones gastrointestinales, su crecimiento es optimo y la madre pierde peso más rápido.

Existen solo 2 condiciones por las cuales la madre no debe dar de lactar a su bebe. Cuando la madre tiene tuberculosis y/o VIH. Estas son contraindicaciones absolutas, cualquier otra condición de la madre o el bebé debe ser evaluada, pero en general, no existe otra condición que amerite el reemplazo de la lactancia materna.

Varios estudios han comprobado que, independiente de la condición social, económica y estado nutricional de la madre, su leche tendrá todos los nutrientes que su niño necesita. Esto se debe a que la formación de la leche se da a partir de las reservas de la madre, así, una madre malnutrida se desnutrirá más con la lactancia pero su bebé podrá crecer sano. Es importante que las madres en esta etapa tengan una buena alimentación para que las reservas que pierden en la leche las puedan reponer y no tengan enfermedad o problemas causados por deficiencias de nutrientes en este período.

En este sentido, no hay alimentos prohibidos para la madre, más allá de aquellos que son dañinos para todos como exceso de grasas saturadas, azúcar simple, etc. Ni los espárragos, ni cebollas, ni col ni pimienta ni otros productos que, según la sabiduría popular, estropean el sabor de la leche materna y hacen que los bebes la rechacen. Lo que sí es cierto es que el sabor de la leche puede cambiar según lo que come la madre y es posible que algún niño reaccione mal ante algún sabor concreto. Pero también es cierto que esta variedad predispone al niño a tener más conocimiento de sabores. En cualquier caso, el sabor que puede disgustar a un bebe puede gustar a otro.

No se recomienda tomar alcohol ni cafeína. Sus efectos ya no son tan perjudiciales como durante el embarazo, pero son sustancias que pasan a la leche y llegan al cerebro del bebe; pudiendo tener efectos negativos como dificultad para dormir, en el caso de la cafeína. La idea popular de que la cerveza estimula la secreción de leche, por cierto, no tiene ninguna base científica. Y la del hinojo, tampoco.





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